¡GRACIAS MADRE TIERRA!

Ilustrado por la variedad de especies, que depositamos bajo tierra...tomates, pimientos, lechugas, puerros...relatamos la experiencia de nuestro ser, de no tener contacto con la tierra no creceríamos, no queremos echar raices como ellas, pero necesitamos de su contacto, del contacto con la tierra. Despertamos con ellas...con las flores, con los árboles, con las hortalizas, las necesitamos como ellas a nosotros. Idilio de unas parejas maravillosas, que absorben agua y beben el poco sol que vamos teniendo, para crecer y ofrecernos lo mejor de ellas mismas. Mimadas por nuestras manos, reaparecen de un grano, de una semilla o de una planta minuscula, que aparenta desaparecer bajo tierra, descubriendo toda su belleza, en los atardeceres y en las noches vacias e inclinandose hacia la luna que las mira y protege. Reinician su andadura día a día, acudiendo y recibiendo los escasos rayos de sol que asoman, entre unas nubes grisaceas y espolvorean su alegría, con esos nuevos brotes que aparecen e inundan de tranquilidad el espacio que van ocupando, que van haciendo suyo. Incluso no ponen pega alguna a que sean acariciadas, por algún pico de gorrión atrevido, que osa posarse a su lado o algún caracol que con su andar cansino llega a abrazar a esa lechuga primeriza...y eso sin olvidarme de esas flores que con sus colores, como sacados de un arcoiris, ofrecen lo mejor de sus entrañas, para disfrute de nuestro sentido de la vista, impregnando nuestras retinas de sus mejores "modelos", del traje de Domingo, que dejan los "vaqueros" para vestirse de gala y movidas por la brisa del viento, bailan para nosotros, ofreciendonos lo mejor de su repertorio y sin pedir nada a cambio, solo que le demos de beber cuando tengan sed...del resto ellas mismas saben como alimentar su espíritu y su belleza. Su sabidúría pide que le prestemos atención, que "hablemos" con ellas y en su "silencio" apreciemos su inmensa inquietud, por deleitarnos con sus colores y formas...por demostrarnos que no hace falta decir nada, sino mostrar lo que llevan dentro, mostrarnos su "corazón" y su "espíritu"...y su alma, para que al comtemplarlas, sepamos que es su regalo, el agradecimiento a que las hayamos ayudado a mostrar todo su "ser" y de paso pavonearse, ante los seres más diversos, que en su entorno les acompañan. Poder y fuerza la de la "Madre Tierra", la que nos ofrece...una erupción de magia y belleza que nos brinda gratuitamente. ¡Gracias!